Estábamos tan a gusto hablando de mil cosas diferentes que nos interesan y gustan a los tres que se nos pasó el tiempo y se nos olvidó hacer alguna fotografía del lugar en el que estábamos. Tal ocurrió el domingo 11 de agosto de 2013 que estuvimos un par de horas charlando mientras merendábamos unas tapas de calamares a la andaluza, chocos a la andaluza y chorizo galleo, regados con cerveza en el restaurante cafetería "Aribau" de la calle Aribau. Por cierto, que en determinado momento, me levanté para ir al (romanizado del coreano) "juachansil" sin fijarme que había una columna bastante gruesa y por poco me doy de cabeza con ella provocando la risa de Laia que vió de cerca el momento de lo que no llegó a ser choque porque me di cuenta a tiempo para reaccionar, pero estuve a milímetros.
El domingo 11 de agosto había quedado con Laia y Albert para ir a comer una paella. Albert había propuesto la salida por Facebook y sólo nos apuntamos Laia y yo que propuse si apetecía una paella en la calle Caspe, 21 en el restaurante "El Glop" al que yo solia ir con Dolors pues trabajaba al lado, en las oficinas de la Generalitat. Como me conocen, nos sentaron en la misma mesa que siempre me sentaba con Dolors y allí fue donde nos comimos la paella y donde estuvimos desde la 1 y 20 hasta las 5 y cuarto de la tarde de intercambio parlamentario muy ameno y donde sí hicimos alguna fotografía, que pena, se nos olvidó fotografiar la paella. Al lado habían sentadas dos chicas coreanas (podemos ver a una de ella en una foto). Hay que ver la cantidad de coreanos que hay en Barcelona. Laia se encontró con un grupo cuando venía en metro hacia el punto de encuentro donde habíamos quedado, en El Corte Inglés de la Plaza Catalunya. Yo también fui en el metro con coreanos y mientras hablaba con Albert esperando la llegada de Laia, pasaron un grupo de coreanos y en el restaurante, sentadas al lado teníamos a dos chicas coreanas.
Claro hubo un momento en que una chica se levantó y Laia me dijo "Mariano, esa chica está buscando los lavabos" Yo aproveché para levantarme y le dije: "Excuse me, żJuachansil"? La chica se quedó sorprendida de que una persona mayor de por estos lares le dijera aunque fuera una sola palabra, la apropiada en ese momento, en coreano. Los lavabos de este restaurante están un poco disimulados porque hay que bajar por unas escaleras y la acompañé hasta las mismas recibiendo su sonrisa y su "Kamsamitá". Al regresar le dije a la chica que había quedado en la mesa "Barcelona Oso Oseyó" y la reacción fue la misma, sonrisa, sorpresa y gracias en coreano. Cuando se fueron nos dijeron adiós "Añongui keseyó" y les respondimos "Añongui kaseyó". Como Albert habla chino y salió el tema de China varias veces me acordé de algunas anécdotas de una película muy bonita que se desarrolla en Hong Kong y a la que le tengo hecha una página web intercalando escenas de la película con páginas escritas del libro en que se basa. Se trata de la documentación más completa que hay en la Red sobre la historia de Susie Wong, de la película "El mundo de Susie Wong"
Cerca de las cinco y media de la tarde nos fuimos a dar una vuelta y a consecuencia de haber contado la anécdota de que el día anterior paseando por el Paralelo me pararon una pareja inglesa, angustiados porque habían perdido el coche en su primer día de estancia en Barcelona y dentro tenían la documentación y las reservas del hotel indicándome en un mapa la zona y era el Raval así que decidí acompañarles hasta la comisaría y explicarle a un policía lo que les pasaba. Una vez hecho, el policía me indicó que me podía ir que él se hacía cargo. Me dieron las gracias y me fui y al oír esto, que, lógicamente si lo contara en detalle sería mucho más largo, Laia dijo que no conocía el Raval y Albert y yo le dijimos que podíamos ir a visitarlo pues Albert había vivido hace años en ese barrio y yo lo conocía de ir martes y jueves a la Escuela Oficial de Idiomas atravesándolo.
Hacía calor y entramos en el Carrer Nou de la Rambla en la Cervecería Vall D'Ouro, que está al lado de la famosa Sala Bagdad, a tomar un refrigerio, en este caso fueron dos horchatas para Albert y para mí y un café con leche para Laia. El local estaba refrigerado y se agradecía después del paseo entre sol y sombra desde la calle Caspe. Laia hubiera preferido sentarse en la terraza de afuera, pero estaba llena y hacía calor y dentro estaba vacío y refrigerado y con un decoración típica española de cuadros y personajes famosos y a la salida fue cuando, atravesando calles del Raval que estaban a la sombra, llegamos hasta la plaza Universidad y terminamos en el restaurante Aribau hasta las 9 de la noche que nos fuimos paseando hasta la parada de metro de Sant Antoni de la línea Lila (2) donde nos separamos. Un día completo que yo redondearía en mi casa viendo por vez número 34 la película "Avatar" que hacía tiempo que no veía y tenía el Blu Ray con la versión extendida de dos horas cincuenta y ocho minutos. En cines la vi 26 veces en dos meses, 11 en las dos primeras semanas. Tendría que haber escrito al Libro Record de los Guinnes, digo, al Libro Guinnes de los Records.
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